Lo que son las cosas, cuando era pequeña no podía ni ver las lentejas, pero en mi casa era la comida del rey, si no quería comerlas, para la tarde, si aún no quería, para la noche... y si apretaba el hambre... o lentejas o nada... ¡y vaya si estaban buenas cuando no podía comer otra cosa! y ahora me encantan... Nunca las había hecho, pero me apetecía mucho un platito con este frío y se me ha ocurrido, que si además del chorizo y la morcilla le ponía pollo, estarían más completas. Al fin y al cabo se pueden comer como plato único acompañadas de una buena ensalada y con pan ¡que no falte!
INGREDIENTES:
- 1 kilo de lentejas
- 3 chorizos asturianos
- 3 morcillas asturianas
- 2 pechugas de pollo
- 2 cebollas
- 5 zanahorias
- 2 tomates maduros
- 3 ó 4 patatas
- 2 hojas de laurel
- 1 cucharadita de pimentón
- Pimienta molida
- Aceite de oliva
- Sal
Con un kilo de lentejas sale para un montón de días, así que preparad vuestros tuppers porque para algún momento en que no sepamos qué hacer para comer, sacamos uno y listo.
ELABORACIÓN:
No tenemos que ponerlas en remojo como otras legumbres, podemos abrir el paquete y ponernos a hacerlas directamente, así que vamos allá.
En una olla bien grande (pero grande), echamos las lentejas y las cubrimos de agua de manera que queden tres o cuatro dedos de agua por encima de ellas. En mi caso las puse a calentar y cuando me di cuenta, asomaban por encima del agua, así que añadí más.
Metemos el chorizo con el laurel, y las ponemos a fuego medio-alto. Removemos de vez en cuando.
Mientras, picamos las verduras en trocitos pequeños (menos las patatas). En una sartén con un chorrito de aceite, pochamos las cebollas, después de unos minutos añadimos el tomate y finalmente las zanahorias. Cuando esté todo pochado le echamos la cucharadita de pimentón y removemos. Añadimos el sofrito a la olla junto con pimienta y sal al gusto.
Cuando estén hirviendo las lentejas, bajamos un poco el fuego y lo mantendremos así hasta el final para que no se peguen al fondo de la olla.
Cogemos las pechugas y las cortamos en trozos, las salpimentamos y en una sartén las marcamos. Las echamos a la olla.
A los tres cuartos de hora más o menos de haber empezado a hervir las lentejas, pelamos las patatas, las lavamos y las cortamos en trozos no muy pequeños (para que no se deshagan durante la cocción) y las añadimos a la cazuela. Seguimos removiendo de vez en cuando, pero con cuidado de no romper las lentejas.
Si nos hemos quedado cortos de agua, podemos añadirles un poco más calentándola previamente (esto no sé si está bien hecho, pero a mí me pasó e igualmente me han estado muy ricas).
Dejamos las morcillas para cuando falten 5 ó 10 minutos como mucho para retirar del fuego, eso lo calcularemos nosotros y si no nos hemos dado cuenta cuándo teníamos que haberlas metido a la olla, cuando ya estén listas nuestras lentejitas, les ponemos las morcillas y esperamos unos minutos más para retirar del fuego, que es lo que he hecho yo.
Para saber cuándo están hechas, las vamos probando de vez en cuando y cuando tengan la textura que nos gusta, podemos apartarlas del fuego y ... ¡a comer!
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